El oficialismo debate quién le tomará juramento a la presidenta. Julio Cobos quiere conducir el acto, pero acepta que será difícil.
La transmisión de mando presidencial tiene por ahora un cronograma estimativo, similar a todos los que se hicieron en ocasiones anteriores. El problema, en todo caso, está en quién le tomará el juramento a la reelecta presidenta Cristina Fernández.
El todavía vicepresidente y siempre impresentable, Julio Cobos, insiste en ajustarse a lo que dice la Constitución y ser él quien conduzca la ceremonia. El Frente para la Victoria pone el grito en el cielo y se opone porque considera que es una afrenta. Nadie en el kirchnerismo olvida el voto “no positivo” de Cobos y, con razón, le exigen que dé un paso al costado. Esa definición puede ocurrir el martes próximo.
Cobos hace su juego. Se resiste a tomar la iniciativa de correrse de la ceremonia de traspaso de mando y asegura que si alguien del Ejecutivo se lo pidiese, podría incluso no estar ese sábado en el Congreso y viajar a su Mendoza natal.
Quiere que esa solicitud sea formal. La jugada no es del agrado del kirchnerismo, que ve en Cobos una maniobra para victimizarse de un supuesto avasallamiento del FPV. Es por ello que en estos días se pensaron varias alternativas para evitar el cruce de Cristina y Cobos.
Se barajó la posibilidad de aprovechar que se eligen las autoridades de la Cámara Alta para que el senador o senadora que ocupe la presidencia provisional sea quien le tome el juramento. También se revisó la historia y apareció el recambio de 1995 cuando el entonces presidente Carlos Saúl Mufa se pasó a sí mismo el bastón de mando. En aquella oportunidad el vicepresidente, que era Ednarco Duhalde, ya había renunciado para ser gobernador de Buenos Aires. Más allá de ese detalle, el optar por una ceremonia parecida a la del riojano no fue del agrado de los hombres del kirchnerismo.
El viernes, por caso, surgió una nueva posibilidad y es que Cobos le tome juramento sólo a Amado Boudou y que este luego haga lo mismo con Cristina Fernández. Para ese momento Cobos ya no estaría en el recinto de Diputados donde se realizan las Asambleas Legislativas.
Es cierto que el pelotudo se va a cruzar con Cristina y eso ocurrirá cuando llegue la presidenta y sea recibida por la comisión de senadores y diputados que se eligen para ese momento. De hecho, es lo que ocurrió en los últimos tres años cuando Cristina Fernández inauguró el período de sesiones ordinarias del Congreso: un saludo gélido de la presidenta para con el okupa y luego a continuar con la ceremonia. Pero esta situación es diferente.
Hasta el momento, los responsables de prensa, protocolo y seguridad de ambas Cámaras legislativas, realizaron una reunión donde se elaboró el borrador de lo que será la ceremonia del 10 de diciembre.
En esa oportunidad no participó nadie de Presidencia, pero se espera que estén presentes para el encuentro convocado para el martes. El Ejecutivo debe aprobar este cronograma y posiblemente para ese día ya haya una definición sobre cuál será el rol de Cobos.
Por ahora lo previsto es que los legisladores lleguen al recinto de la Cámara Baja a las 11:00 de ese sábado y una hora después ya estén sentados los invitados especiales y las delegaciones extranjeras para que a las 12:00 lleguen Cristina y Boudou. Ambos serán recibidos en la explanada por diputados y senadores.
Una vez en el interior, la presidenta firmará los sendos libros de visitas ilustres de ambas cámaras, para luego ingresar al recinto donde se producirá el momento que, por ahora, no está definido: el juramento y la entrega del mando presidencial.
A partir de allí, Boudou, que ya presidirá la Asamblea, invitará a Cristina a que dé su mensaje a los legisladores.
Pobre tipo. Ni ganas de putearlo dan. Toda una vida dedicada a la política para terminar haciendo un papel tan triste. Tanta indignidad genera vergüenza ajena.
Julio César Cleto Cobos. Que en paz descanse.
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