Ante el fracaso electoral, Elisa Carrió colgó el traje de "pronosticadora de tragedias" y Ednarco Duhalde tomó su lugar. Sus vaticinios sobre el futuro.
Era su trabajo predilecto, pero desde que el electorado le dio vuelta la cara, Elisa Carrió ya no sale a pronosticar tragedias en los medios. Quien si comenzó a hacerlo es Ednarco Duhalde que sigue apostando a afianzar su campaña basándose en mensajes apocalípticos, que generen miedo en la gente.
Esta semana el candidato a presidente por el Frente Popular advirtió que "se viene una tormenta muy grande" en el país a raíz de la crisis financiera mundial y calificó de "secta" al kirchnerismo.
"La gente se ha enamorado del crecimiento de la economía como (el ex mandatario Carlos) Méndez se enamoró de la convertibilidad, es una ridiculez", remarcó, y añadió: "Estamos como a principios del 98".
Asimismo, dijo que "la sociedad no quiere escuchar la verdad", intentando así justificar que más del 50 porciento del electorado ratificó la candidatura para una segunda vuelta de Cristina Fernández de Kirchner. Duhalde también acusó al gobierno nacional de provocar "un derrumbe institucional" y afirmó que "no quiere a nadie capacitado".
"La política está cada vez más mercantilizada", se quejó el candidato presidencial, y señaló, sin ningún tipo de ejemplo, que "en cuanto a los países no tenemos ninguna credibilidad, nos enojamos cuando vienen muy importantes personalidades y empresas a decirnos la verdad".
La verdad que en esto de los malos agüeros y las predicciones, la preferimos a Lilita. En primer lugar porque siempre es mejor el original que una (mala) copia. Y en segundo lugar, porque cuando Carrió predice un estallido social, causa gracia; mientras que cuando lo anuncia Duhalde, causa miedo; porque suena a amenaza, toda vez que en eso de provocar derrumbes, estallidos sociales, golpes institucionales, etc., el ex presidente interino es un experto.
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