No se trata solamente del indescriptible Luis Majul. Al parecer, quienes agitan que "el efecto viudez" fue determinante para la victoria electoral de Cristina, son legión. Entre todos, especialmente Silvina Walger, quien destila odio contra la Presidenta.
La periodista Silvina Walger comienza afirmando: "desde hace algunos meses nadie (a menos de sufrir un peligroso estado de enajenación mental) podía dudar de que las elecciones le pertenecían a la Viuda Kirchner, que iniciaba así su peregrinaje hacia la concentración del poder absoluto".
En su última columna para Perfil, que desde el título deja sentada posición: "El peso del melodrama de la Viuda Kirchner", Walger destila una inquina desmesurada propia de la Carrió más desmesurada.
Por ejemplo, se anima a señalar que "la viudez" fue determinante pero también debe contarse que: "Experto en maquillar desigualdades, el Gobierno supo repartir regalitos. Laptops para los chicos pobres, asignaciones familiares y subsidios (a lo bobo) que no requieren justificación. Por ejemplo, un certificado de escolarización. (...) Para los jóvenes (otro de los canteros cultivados por la Presidenta), puestos jerárquicos en el Estado (que finalmente es quien carga con todos los chiches) y departamentos en Puerto Madero".
Sin embargo, Walger nos desasna con que el "boom del consumo" tiene su contracara: "la inseguridad, la pobreza (que todavía es mayor que las laptops repartidas), la educación y la salud pública colapsadas".
Pero no hay caso, se desilusiona la periodista: "Desde que murió su marido, a los ojos de su pueblo Cristina es una mujer desvalida y vestida de negro. Una Bernarda Alba a la que hay que proteger". Se trata de un "melodrama" en el que "las pasiones (populares) se desbordan sin medida ni clemencia". El pueblo no piensa, sólo "siente..."
"Después de muchos años, la Argentina ha recuperado su impronta melodramática a través de Cristina Fernández. Viuda de Kirchner. Una mitad grande del país se ha dispuesto a protegerla a cualquier precio, sólo que la política no es un melodrama; es la profecía donde el ciudadano debe protegerse del Eje del Mal", concluye Walger.
Pero esta animadversión de Walger no es nueva. Recordemos que la periodista es autora del brulote titulado "Cristina, de legisladora combativa a presidenta fashion", donde llega a comparar a Cristina con Isabelita. "La diferencia con Cristina es que Isabelita era una mujer de pocas pretensiones".
"A Cristina no hay nada que le guste más que hablar y agredir al mismo tiempo, inclinación que alcanzó su clímax durante 'la guerra gaucha', como bien la definió Jorge Lanata", dice Walger en su libro, donde más que nada ataca a la persona de Cristina porque no tiene argumentos políticos para rebatirla.
Valgan como ejemplos los siguientes párrafos:
"Cristina se había acostumbrado a la vida en Buenos Aires y cada vez le costaba más acompañar a Kirchner a Santa Cruz. Sobre todo a los actos en el interior de la provincia, donde tenía que encontrarse con gente muy humilde para gusto, en lugares muy precarios que la ponían de mal humor".
"Como diputada y senadora nacional había vivido diez años alejada de Néstor y pese al cuento de hadas armados por ellos y sus más fieles, lo cierto es que durante largo tiempo ni se veían ni se hablaban. Gente de su entorno asegura que esa fue la época más feliz de Cristina, al menos la de mayor independencia y libertad".
En su última columna para Perfil, que desde el título deja sentada posición: "El peso del melodrama de la Viuda Kirchner", Walger destila una inquina desmesurada propia de la Carrió más desmesurada.
Por ejemplo, se anima a señalar que "la viudez" fue determinante pero también debe contarse que: "Experto en maquillar desigualdades, el Gobierno supo repartir regalitos. Laptops para los chicos pobres, asignaciones familiares y subsidios (a lo bobo) que no requieren justificación. Por ejemplo, un certificado de escolarización. (...) Para los jóvenes (otro de los canteros cultivados por la Presidenta), puestos jerárquicos en el Estado (que finalmente es quien carga con todos los chiches) y departamentos en Puerto Madero".
Sin embargo, Walger nos desasna con que el "boom del consumo" tiene su contracara: "la inseguridad, la pobreza (que todavía es mayor que las laptops repartidas), la educación y la salud pública colapsadas".
Pero no hay caso, se desilusiona la periodista: "Desde que murió su marido, a los ojos de su pueblo Cristina es una mujer desvalida y vestida de negro. Una Bernarda Alba a la que hay que proteger". Se trata de un "melodrama" en el que "las pasiones (populares) se desbordan sin medida ni clemencia". El pueblo no piensa, sólo "siente..."
"Después de muchos años, la Argentina ha recuperado su impronta melodramática a través de Cristina Fernández. Viuda de Kirchner. Una mitad grande del país se ha dispuesto a protegerla a cualquier precio, sólo que la política no es un melodrama; es la profecía donde el ciudadano debe protegerse del Eje del Mal", concluye Walger.
Pero esta animadversión de Walger no es nueva. Recordemos que la periodista es autora del brulote titulado "Cristina, de legisladora combativa a presidenta fashion", donde llega a comparar a Cristina con Isabelita. "La diferencia con Cristina es que Isabelita era una mujer de pocas pretensiones".
"A Cristina no hay nada que le guste más que hablar y agredir al mismo tiempo, inclinación que alcanzó su clímax durante 'la guerra gaucha', como bien la definió Jorge Lanata", dice Walger en su libro, donde más que nada ataca a la persona de Cristina porque no tiene argumentos políticos para rebatirla.
Valgan como ejemplos los siguientes párrafos:
"Cristina se había acostumbrado a la vida en Buenos Aires y cada vez le costaba más acompañar a Kirchner a Santa Cruz. Sobre todo a los actos en el interior de la provincia, donde tenía que encontrarse con gente muy humilde para gusto, en lugares muy precarios que la ponían de mal humor".
"Como diputada y senadora nacional había vivido diez años alejada de Néstor y pese al cuento de hadas armados por ellos y sus más fieles, lo cierto es que durante largo tiempo ni se veían ni se hablaban. Gente de su entorno asegura que esa fue la época más feliz de Cristina, al menos la de mayor independencia y libertad".
Silvina: podemos entender que estés mal atendida, porque sos más fea que pisar mierda descalzo. Pero no jodamos... se consiguen consoladores por 80 pesos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario