"Los jóvenes son unos bobos... Viven en la luna... Por eso votan a Cristina". Esta lógica es la que utiliza el sociólogo, politólogo y filósofo Carlos Novaro para armar su columna en Clarín: no trabajan, no estudian, no se informan; sólo gozan de las mieles estatales.
Según se responde, en la columna titularla: "Los jóvenes disfrutan los favores e ignoran los costos", al preguntarse por qué ganó el kirchnerismo las primarias del 14 y por qué "los jóvenes de todas las clases sociales han estado más inclinados a votar a Cristina que los mayores", parte de "la explicación es matemática -dice-: los jóvenes han visto incrementarse las vías a través de las cuales reciben o pueden recibir recursos del Estado, y por eso valoran su tarea de 'socialización de los beneficios del crecimiento'".
Hasta ahí, más o menos bien; el problema es que al estar en Babia, esa inmensa mayoría de jóvenes argentinos que al parecer no trabajan ni estudian, sino que sólo disfrutan las mieles estatales -de acuerdo a Novaro-, lógicamente "no perciben o no sufren por ahora demasiado la socialización de costos, a través de impuestos, inflación o deterioro de las prestaciones y las cuentas previsionales".
Pero va más lejos al sostener sin prueba alguna: "Desde 2007, el Estado ha vuelto a ser el gran generador de puestos de trabajo, mientras que la economía privada apenas si los ha creado". Entonces echa culpas sobre las becas y los subsidios del Conicet a la investigación "hasta conchabos de baja calificación en municipios y provincias, pasando por jugosos contratos en Aerolíneas Argentinas u otras joyas de la corona".
Además, los jóvenes que "cargan ya con una familia pueden contar con la Asignación Universal por Hijo y, claro, no tienen por qué cuestionarse que la misma se financie con la plata de los jubilados. Como tampoco tienen por qué cuestionarse de dónde viene el dinero, si es económica y socialmente justificado, quienes todavía estudian y no trabajan y ven que sus padres de clase media o media alta pueden brindarles algunas alegrías, gracias al clientelismo de lujo que reciben de ese mismo Estado a través de servicios hiperbaratos de transporte y energía, o alicientes al consumo en cuotas".
Además, "otro aspecto del problema", nos anoticia este filósofo, es "¿en qué medida hace carne en los jóvenes el relato oficial, un relato que se ha ido perfeccionando en los últimos años y que recientemente se orientó de lleno a seducir a los votantes más tiernitos?"
Es que, además de vivir del Estado -vaya a saber uno cómo, teniendo en cuenta que se trata de una gran mayoría-, el jóven sólo "presta atención a las noticias y los discursos políticos" en una "muy estrecha minoría".
¿Dónde hace Clarín el casting de columnistas? ¿En el tren fantasma? ¿Este infeliz de Novaro se recibió de sociólogo, politólogo y filósofo para escribir estas pelotudeces? Hubieras largado en 5º grado hermano.
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