viernes, 29 de abril de 2011

Victoria Montenegro: "El miedo se fue con María Sol. Yo soy Victoria"

La historia de horror entre Victoria Montenegro y sus apropiadores -el asesino de sus padres- y todo el dolor y las contradicciones que supone recuperar la identidad tras una vida entera siendo otra en el marco de una relación perversa.

Victoria Montenegro nació el 31 de enero de 1976. Sus padres eran Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro, dos militantes salteños de la JP primero y luego del ERP.

13 días después del nacimiento, un grupo de tareas al mando de Herman Tetzlaff entró en la casa donde vivían, en Boulogne.

Tetzlaff había sido jefe de los grupos de tareas de El Vesubio, jefe de Inteligencia y en algún momento encargado del arma de Comunicaciones en Campo de Mayo.

Seis meses después del operativo en el que Tetzlaff asesinó a los padres de Victoria -según él mismo confesó– se apropió de la nena a la que llamaron María Sol Tetzlaff Eduartes.

Ahora Victoria Montenegro ha recuperado su identidad y denuncia a sus apropiadores y a quienes, como Romero Victorica, fueron sus cómplices.

Habló con Víctor Hugo Morales en radio Continental y narró su historia de horror espanto, la de una "relación perversa", como ella misma califica a la que tuvo con sus apropiadores durante décadas.

Estos son los párrafos más sobresalientes de su relato:

"Me siento tranquila, en paz. Creo que lo que hago es correcto, es lo que tengo que hacer. Escucharme a mí misma contando mi vida no es fácil. Herman no sólo fue el jefe del grupo de tareas, sino que fue la persona que asesina a mis papás y me lo cuenta".

"Tenía 25 años cuando me contó que no era hija suya. Yo me entero después de que la justicia me da el ADN en el que se comprueba quiénes eran mis padres biológicos. Fuimos a cenar. Me dijo que era una guerra, que ingresó a la casa. Me repetía que era una guerra y que había abatido a los subversivos, los enemigos, que eran mis padres. Me decía que lo había hecho por mí, que era lo mejor para mí. Me acuerdo que yo se lo agradecía, le decía: «Papá, quedate tranquilo que no tengo dudas de que es así»".

"Siempre lo quise muchísimo [a Tetzlaff]. Para mí él era todo, era mi vida. De hecho, me llevó muchos años entender. Para mí todos tenían la culpa, menos él: las Abuelas, mis padres biológicos, la historia, todos menos él. Hasta que llega un momento que se te cae el pañuelo y hay cosas que no se pueden seguir defendiendo".

"Pude incorporar a mis papás. Fue hace dos años. Me acuerdo que fue una Navidad. Por primera vez sentí que extrañaba a mi papá, Toti [Roque Orlando Montenegro]. Ahí pude correr a Herman del rol de papá y ponerlos a ellos, recuperar mi identidad y presentarme como Victoria".

"Teniendo el documento de Victoria, me seguía presentando como María Sol Tetzlaff. No es fácil. La identidad no es el ADN solamente. Porque la idea, justamente, era devastar todo y que no quedara nada. Mi apropiador me lo dijo una vez: «Tiramos toda tu ropa para que no te quedara nada de ese pasado». Me formaron toda la vida para que no quede nada. Después lleva tiempo acomodarlo. Pero para eso están las Abuelas, otros nietos, mi familia biológica, que es fabulosa y que me ayudó mucho".

"Todavía tengo muchas contradicciones. No puedo defender a mi apropiador. Antes lo defendía y decía que la apropiación era un acto de amor. Hoy no. Se apropió de mí y de mi primo, Horacio Pietragalla, que se lo dio a la señora que trabajaba en mi casa. Nos criamos juntos".

"Sé que
(Tetzlaff) participó en infinidad de operativos, sé que mató a mis padres y no lo puedo defender. Yo no odio a nadie. A él tampoco. Todavía no termino de procesar lo que pasó, pero ya no trato de justificarlo, porque sé que no tiene justificación lo que hizo. Lo bueno mío no lo hizo él. Lo tengo en la sangre y es de mis papás".

"Herman me dio su arma para que la cuidara cuando lo detuvieron. El arma representa mis propias contradicciones. Ya no está más, ya se fue. Por eso digo que no hay amor. Hay mucha perversión en todo esto. En una apropiación no hay amor. Mis abuelos se murieron buscándome. Ellos
(por los apropiadores) pudieron haberles dado a mis abuelos la oportunidad de verme y no me la dieron. El amor no hace eso. A Mari (María del Carmen Eduartes, la apropiadora) cada tanto la voy a ver, tengo una hermana a la que quiero mucho, tengo sobrinos".

"Me enteré de que no hija suya en el juzgado. Me enteré que era hija de la subversión, como decía yo entonces, en el juzgado, a través del juez
(Roberto) Marquevich. Todo empezó cuando las Abuelas hicieron una denuncia. El expediente pasó por seis jueces antes de que lo tomara Marquevich. Ahí Herman plantea que no se podía controlar más la situación, me dice que Marquevich era un juez montonero. Para mí, Marquevich era el enemigo en ese momento, era el que me estaba robando a mi familia. Hoy puedo entender que fue el que me ayudó a recuperar a mi familia, mi identidad y mi vida".

"Cuando me notifica que no soy hija biológica de Tetzlaff, el juez me da el fallo y me decía «leelo». Y yo le decía: «No. Porque ese banco lo manejan las Abuelas y todo esto es mentira». En ese momento estaba llena de mentira y no podía conmigo misma. Recuerdo que temblaba mucho".

"Se acabó el miedo. El miedo se fue con María Sol. Yo soy Victoria".

Resulta imposible ponerse en el lugar de Victoria. Tan imposible como imaginar a Jorge Lanata, mirando a Victoria a los ojos y diciéndole que está harto de que le hablen de la dictadura, porque fue algo que pasó hace 34 años.

Victoria Montenegro en 6-7-8 (Parte 1)

Victoria Montenegro en 6-7-8 (Parte 2)

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