viernes, 29 de abril de 2011

Van der Kooy: "Todo está mal, el problema es la perdurabilidad emocional"

El miércoles, Eduardo Van der Kooy habló en el pasquín envuelve huevos de la muerte de Néstor Kirchner y la "perdurabilidad emocional" en el pueblo, de un sistema político e institucional "débil" y de "volatilidad" para no reconocer el apoyo masivo a un gobierno por sus aciertos.


Todo está mal: inflación, falta de transparencia, inseguridad jurídica y ciudadana, etc., etc., etc. Pero hay algo que pone las cosas del lado de Cristina: tuvo la suerte de que, seis meses atrás, muriera su esposo.

Esta parece ser la lógica de la columna del miércoles de Eduardo van der Kooy en Clarín: "Un cambio drástico e inesperado del escenario político y electoral". Con esta canallada (equivalente a la de Alberto Fernández, quien dijo hace horas que el fallecimiento de Néstor Kirchner fue su último aporte al kirchnerismo), Van der Kooy pretende explicar que, aunque todo está mal, a Cristina le va bien o muy bien política y electoralmente.

"El 26 de octubre del 2010 Néstor Kirchner se encaminaba a ser otra vez candidato a presidente para suceder a Cristina Fernández, su esposa. La unanimidad de las encuestas de entonces señalaban la imposibilidad de su victoria en una segunda vuelta frente a cualquier postulante opositor" -dice el columnista-. "A esa presunción se la tragaron el impacto y el vacío que provocó su muerte repentina", afirma.

Para el lacayo de Magnetto, el escenario político "ha dado una vuelta de campana" por el fallecimiento de quien iba a ser un candidato "seguro perdedor". Habla, pues, que todo ha cambiado debido a "la perdurabilidad emocional colectiva frente a las desgracias de la vida pública".

Aunque afirma que Cristina ganaría "en el balotaje contra cualquiera de los posibles contendientes", sólo se trata la muerte de Kirchner y el "efecto piedad", incluso de "la volatilidad que sigue caracterizando a la política y las instituciones".

Otro problema para las aspiraciones de cualquier candidato opositor en octubre, es la "debilidad de la reconstrucción de la crisis", quizá "la explicación más sólida", augura. Ahora resulta que el sistema democrático es debil tras su reconstrucción después de la crisis desatada en 2001.

El pasquín y sus lacayos tratan de buscarle la vuelta que les convenga con tal de no reconocer -porque va contra sus propios intereses- que el salario de bolsillo de los argentinos ha mejorado, que el mercado interno crece, que la industria crece, que el superávit crece, que las exportaciones crecen, que se inauguran escuelas, que aumenta la inversión empresaria, que hay una política real y efectiva en derechos humanos, que la economía sigue sumando, etc.

Ahí está el núcleo duro y real del apoyo masivo a la gestión de gobierno y la perspectiva cierta de un triunfo -quizá en primera vuelta- de Cristina en octubre, porque lo demás es secundario.

Hay dos clases de hijos de puta: los hijos de puta propiamente dichos y Van der Kooy.

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