Si bien hasta anoche el hermetismo por parte de los directivos de la sucursal del Banco Industrial era total, el comisario mayor José Fabián Pagge, Jefe de la Departamental a cargo de la investigación confirmó el robo.
“Los cuatro delincuentes ingresaron al banco alrededor de las 11.45 y primero redujeron al policía que estaba en el bunker, a quien amordazaron y ataron”, informó. Y agregó: “También el encargado de cajas fue reducido”.
Luego, los delincuentes maniataron a dos clientes con quienes fueron hasta el subsuelo donde están las cajas de seguridad.
Si bien no se reveló el número de cajas robadas, extraoficialmente trascendió que serían 15 los propietarios perjudicados por el asalto al banco que está en la calle San Martín al 600, la principal y más céntrica de esta ciudad serrana, a 360 kilómetros de Buenos Aires.
“Si bien podemos confirmar el robo, todavía no podemos dar datos sobre el monto que se llevaron los delincuentes”, dijo Pagge y explicó que personal de la Policía Científica realizó un relevamiento en el lugar para tener elementos que ayuden a la investigación.
La banda que asaltó la sucursal estuvo varios minutos dentro del banco y para huir usó dos autos Peugeot 206. Hasta anoche no había ningún dato de ellos.
Después de conocerse el robo, varios clientes fueron hasta la sucursal para tener información sobre sus cajas fuertes, pero sólo lograron de las autoridades del Banco un comunicado: “El gerente de la sucursal Tandil y los directivos del Banco, cuando se establezcan cuáles son los damnificados, los llamarán en forma individual, para explicar cuál es la situación de cada cliente”. Esto determinó que varios de los dueños de las cajas pidieran la presencia de un escribano, algo que fue aceptado por el banco y el fiscal Damián Pablo Borean, quien está a cargo de la investigación.
Si bien ninguna de las personas que estaba en el banco sufrió lesiones, la tensión vivida generó que un empleado, identificado como Héctor González, sufriera una descompensación. En ese momento lo internaron en el Hospital Ramón Santamarina, pero anoche el hombre ya había sido dado de alta.
La suegra de quien escribe estas líneas, levantadora de quiniela clandestina para más datos, salía del banco (al que había ido a cobrar la jubilación) en el mismo momento en que entraban los cacos; de modo tal que la vieja -que ratifica con esto tener un ojete a prueba de balas- se salvó por 2 segundos que quedar engrampada dentro del banco durante el robo.
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