Con premura y sin límites, los periodistas del stablishment saliaron a culpar al gobierno por el bloqueo a Clarín y La Nazión. Hablan de "autoritarismo" y de la posibilidad de que "maten a los redactores..." Imposturas de los escribas patronales.
"La Argentina camina derecho hacia el autoritarismo, perversión política de la que creyó haber salido para siempre hace casi 28 años", asegura hoy Joaquín Morales Solá en su habitual columna de La Nazión. Para el escriba, los bloqueos a Clarín y al diario de sus patrones, realizado por trabajadores gráficos, "quedarán registrados dentro de la madrugada más regresiva de la nueva democracia argentina".
Pero no es el único que, en base a los intereses de sus patrones, piensa que cualquier reclamo laboral constituye casi un delito de lesa democracia. Ni el primero ni el último que se rasga las vestiduras por un supuesto atentado a la libertad de prensa (es decir: de empresa) pero ni abre la boca cuando se trata de la libertad de expresión de los periodistas de Clarín, que deben escribir lo que sus jefes mandan, y donde ni siquiera tienen la posibilidad de sindicalizarse.
Además, bueno hubiera sido que Morales Solá escribiera algo sobre el autoritarismo, cuando se reunía con Bussi en Tucumán o visitaba con sus amigos militares represores, el centro clandestino de detención "La Escuelita", de Famaillá, en su Tucumán natal.
Jorge Lanata, en tanto, declaró el domingo, para no quedarse atrás, su parecer respecto del bloqueo de los trabajadores, a la que calificó como "una maniobra muy torpe por parte del Gobierno". A lo que añadió: "Todavía no mataron a los redactores, esperemos que eso no pase".
Jorge Lanata, en tanto, declaró el domingo, para no quedarse atrás, su parecer respecto del bloqueo de los trabajadores, a la que calificó como "una maniobra muy torpe por parte del Gobierno". A lo que añadió: "Todavía no mataron a los redactores, esperemos que eso no pase".
Lo de esta nueva versión de Lanata no llama la atención. No puede llamar la atención el desprecio de Lanata por los reclamos sindicales, cuando él, sin ponerse colorado, dejó en la calle, sin pagarles un peso, a los trabajadores de Crítica.
El inefable Luis Majul estuvo a tono: "Hoy es Clarín -dijo-, mañana puede ser mi programa de radio", señaló con la vista puesta en su ombligo y dejando en claro nuevamente su "miedo". De paso, aprovechó la bolada y criticó a 6-7-8: "no es un programa periodístico, sino que es un mamarracho de propaganda política, pero no se me ocurriría pararme y bloquearlo, dado que el que quiere mirarlo tiene que tener la la posibilidad de hacerlo".
El inefable Luis Majul estuvo a tono: "Hoy es Clarín -dijo-, mañana puede ser mi programa de radio", señaló con la vista puesta en su ombligo y dejando en claro nuevamente su "miedo". De paso, aprovechó la bolada y criticó a 6-7-8: "no es un programa periodístico, sino que es un mamarracho de propaganda política, pero no se me ocurriría pararme y bloquearlo, dado que el que quiere mirarlo tiene que tener la la posibilidad de hacerlo".
Evidentemente, nadie le avisó a Majul que es tan pero tan pelotudo, que no tiene entidad como para que alguien piense siquiera en levantarle una audición de radio.
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