Eduardo Duhalde se refirió, por primera vez en su larga trayectoria política, a la temática de género, a la desigualdad y a la violencia -todavía demasiado naturalizada- de los hombres hacia las mujeres.
La pregunta, entonces, es ¿cómo y para qué tocó el tema el ex gobernador bonaerense? ¿Impulsó un proyecto de ley? ¿Manifestó su compromiso con la violencia de género? ¿Dio cifras, ejemplos?
No, nada de eso. Usó ese problema social para criticar al gobierno nacional.
Dijo: "Comparo la situación de la sociedad argentina con la situación de la mujer golpeada. La golpean, le mienten, la humillan y ¿por qué sigue? Sigue porque tiene miedo”. Y remató, ya llevando agua para su candidatura presidencial, que “la mujer sabe que le mienten en todo, pero ¿dónde está lo otro, donde está la alternativa que le quite el miedo?”. ¿Dónde está la alternativa que propone Duhalde? En el mismísimo Duhalde, desde ya.
Uno vez más, el lomense demostró su dudoso gusto para las metáforas políticas. Sobre todo, viniendo de un hombre cuya esposa, Hilda “Chiche” González, se jactaba de desconfiar de los dirigentes políticos que estuvieran divorciados.
Evidentemente, Duhalde parece estar violando la regla nº 1 de los narcotraficantes; que dice que el narco vende la droga, pero no la consume.
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