Para entonces, el satélite argentino lanzado el jueves habrá absorbido los clientes que operaban en naves alquiladas y comenzará a prestar el servicio de telecomunicaciones para el que fue diseñado y construido en el país.
Después de constatar que el satélite responde a las órdenes, que las piezas y componentes están en perfecto estado, comenzará la tarea de elevarlo al lugar definitivo. "Este tiempo de pruebas, demandará un mes o mes y medio", precisó el presidente de Arsat, Matías Bianchi.
Bianchi estima que el satélite Arsat-2, que ya está terminado en Invap, será puesto en órbita a mediados del año que viene, con lo cual pasará a ocupar la posición 81, la segunda adjudicada al país, y las tareas de ambos serán complementarias.
El Arsat-1 es una banda KU, pero el 2 será un poco más complejo. Tendrá tres antenas y una cobertura hemisférica. Cuenta con la banda KU, pero agregará la CE, que es la banda para trasmitir contenidos audiovisuales.
El Arsat-2 tendrá un sensor que mire al cielo, dibuje el mapa galáctico e interprete cuál es la posición en el espacio. Se hará cargo, en especial, del transporte de contenidos audiovisuales argentinos, que ascienden al 70 por ciento de lo que se produce en el mercado televisivo de habla hispana.
El proyecto de la empresa Arsat de construir dos satélites geoestacionarios demandó una inversión de 520 millones de dólares, naves que garantizarán las telecomunicaciones locales, la provisión de Internet a las 2500 escuelas rurales del país y zonas remotas y la exportación de contenidos audiovisuales.
Los satélites geoestacionarios también prestarán servicios para el control de pesca por par de la Prefectura Naval, para el control de fronteras por la Gendarmería, para tareas para el Ejército, para el funcionamiento de los cajeros automáticos en lugares remotos del país y para la tarjeta SUBE, entre otras prestaciones.
"El hecho de tener un satélite ya en el espacio nos permite tener proyectos a más largo plazo y mejorar lo que hicimos, ser más competitivos y poner a trabajar a la comunidad científica en desarrollos que están más allá de la frontera", explicó Bianchi.
El presidente de la empresa dijo que el Arsat-1 "es para dar servicios en la Argentina, tiene mucha potencia concentrada en el territorio nacional y países vecinos. Además, estamos cubriendo todo el país para el servicio de televisión digital (TDA). Nadie diseña un satélite sólo para la Argentina, se diseña pensando en superficies más amplias. Nadie diseña para dar cobertura en la Patagonia y en la Antártida, porque comercialmente tampoco son zonas rentables. Aquí es donde empieza a intervenir el Estado".
La actividad del Arsat-1 y el Arsat-2 serán complementarias, pero con el segundo, la Argentina ampliará el registro de las trasmisiones, tendrá una mayor cobertura, esto es como un techo a dos aguas, en el vértice estarán los satélites y hasta dónde llegue la sombra será la capacidad de la emisión.
Con los dos satélites geoestacionarios en el espacio, la tecnología nacional podrá llegar hasta los Estados Unidos, cubriendo toda América del Sur, Centroamérica y el Caribe.
Arsat es una empresa del Estado creada en 2006 para desarrollar el sistema satelital geoestacionario. El 98 por ciento pertenece al Ministerio de Planificación y el 2 restante a Economía.
El requerimiento fue de Arsat, pero el diseño y construcción de los satélites estuvo a cargo de Investigaciones Aplicadas (Invap), la estatal rionegrina que invirtió siete años y un millón trescientos mil horas hombres en el armado de las naves. El Arsat-1 se fabricó en siete años, pero su gemelo el 2 sólo demandó la mitad del primero.
"Hay un seguimiento conjunto con Invap, tenemos los equipos trabajando en colaboración. Arsat lideró el proyecto desde la parte administrativa, de operación y las compras de los componentes. Invap hizo la parte de ingeniería dura y de fabricación", detalló Bianchi.
El presidente de Arsat, ingeniero industrial de 43 años, señaló que entre los técnicos y científicos que construyeron los satélites hubo entre 10 y 15 expertos que regresaron al país atraídos por el proyecto. "Hasta tenemos un científico francés que vino para participar de la construcción", señaló.
En Invap, la jefa del proyecto satelital más complejo que se haya construido el país fue la ingeniera electrónica, Ana Caumo, de 42 años, quien se recibió en la Universidad Nacional de La Plata.
Bianchi reivindicó la experiencia acumulada por el país antes de llegar a la construcción de satélites geoestacionarios, como fue el manejo tecnológico en materia de energía nuclear y la adquisición de horas de experiencia en la fabricación de los satélites científicos SAC, que están en órbitas a no más de 600 km de la tierra.
Según el titular de Arsat, del trabajo con los SAC la Argentina pudo extraer la experiencia para construir los radares que sirven hoy para la seguridad en los vuelos comerciales y los de protección para la defensa nacional.
"El hecho de gestionar proyectos complejos de alta tecnología permite, primero, sacarte el colonialismo mental de la cabeza y, segundo, facilita que te abras a otros ámbitos y al manejo de otro tipo de tecnologías, dado que ya se adquirió la capacidad para liderar en el sector", subrayó.
En tanto, la ingeniera Caumo manifestó que "es un placer trabajar en Invap. Es un placer trabajar con clientes como Arsat. Es una excelente idea que un gobierno como éste tenga este tipo de modelos y, por favor, sigan así".